"El desafortunado" d'Ariel Magnus
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(Editorial Planeta, 2020)
Ariel Magnus es un escritor, traductor y editor argentino nacido en 1975.
En esta novela intenta retratar el nazi Adolf Eichmann - que se consideró como el arquitecto del Holocausto - en los últimos años de su vida, cuando estaba en Argentina donde se había refugiado.
El relato va de la llegada de la mujer de Eichmann- cuando se reune con él en Argentina en los años 1950 - hasta su captura por el Mossad en 1960. Es de recordar que Eichmann fue juzgado y condenado a muerte en Israël. La filósofa Hannah Arendt lo definió como la personificación de la banalidad del mal : Eichmann era un hombre ordinario sin sentido de culpa, ni de odio y que hizo lo que hizo solamente preocupado por su carrera.
El autor logra adentrarse en la personalidad de Eichmann : como se siente en Argentina, sus relaciones con la comunidad alemana que se ha constituído allí luego de la guerra, sus recuerdos, su modo de interpretar el Holocausto, su ideología, su falta de culpabilización. Dibuja la imagen de un perdedor. Eichmann contaba dentro de las personalidades destacadas del régimen nazi pero en Argentina tiene que hacerse olvidar, ha bajado de clase social, sus antiguos compañeros prefieren no tratar con él por ser un nazi demasiado conocido.
Es al final de la novela cuando el narrador nos explica el porqué de este libro : Ariel Magnus es nieto de judíos alemanes, su abuela sobrevivió a la Shoa. Quiso escribir este libro porque su padre odiaba a Eichmann.
Con esta novela bien documentada, Ariel Magnus ofrece también una página interesante de la historia argentina, cuando los nazis fueron acogidos por Perón con la complicidad de la Iglesia.
“... le confieso la culpa y el miedo que siento ante lo que opinará mi padre por no haber descrito a Eichmann como el monstruo que pintó el fiscal durante el juicio, ni tampoco como el imbécil que popularizó Hanna Arendt, una mujer tan inteligente que para demostrar su desprecio por el villano de su libro no quiso reconocerle ni una pizca de la aptitud humana que ella más valoraba. Mucho menos me salió como un robot, o sea un imbécil en el sentido neutro del término, aunque sea la tesis del gran Harry Mulisch, que también estuvo en Jerusalén.
-¿ Y cómo lo describe entonces?
-No sé. Como un mediocre que llegó lejos. Un tarado bastante vivo. Un acomplejado con sed de venganza. Un antisemita de manual, aunque sin instrucciones de uso. Un sorete que aprendió a disimular su olor. Un fanático vencido por el egoísmo. Un cínico sentimental. Un valiente de la cobardía. Un pobre tipo rico en malevolencia. Un asesino tímido. Un desafortunado al que la suerte acompañó demasiado tiempo.”
